
El Descanso.
Todo ha sido un gran descanso. Como un otoño lleno de hojas. Como el piso de un patio cerrado, guardado en silencio. Yo soy la generación que construyó la casa con sus propias manos y la que la cerró por falta de mantenimiento. Yo soy ese patio cerrado hasta los días en que los nietos preguntaron y abrieron los candados, y encontraron el silencio repartido entre las baldosas.
Yo soy los siete pasos que comunican el cuarto de arriba con el cuarto de abajo, y soy el viento en la cara cuando decidimos tirarnos (ilegible)
Yo soy el descanso y otra vez he sido el milagro y otra vez he sido el problema y otra vez la solución.
Pero el descanso llega a su fin, y entonces viene el trabajo. Las cosas acumuladas en los ojos presionan hacia adentro de las yemas para que la sangre salga, o la arena se transforme en castillo. Sin obligación la casa se abre nuevamente, descubre su lugar entre la ciudad; una excrusión de gente corre hacia sus espacios.
Entre ellos niños, ancianos, enfermeras, abogados.